sábado, 24 de junio de 2017

Patti Smith - Gloria in excelsis Deo


A Roxane



Jesús murió por los pecados de los otros.
No por los míos.
(Patti Smith)
 
Quizás debamos, Era, agradecer que pertenezcamos a un tiempo en el que las noticias llegan con una celeridad asombrosa y en el que la música vino a traernos la poesía que quizás no encontró un sitio en su forma convencional, al menos no en la medida de la narrativa.
 

Así es como

vagamos por el campo helado

descalzos y con las manos vacías

apenas humanos.

Sorteando un desierto

que aún no conocemos;

aquí es donde el tiempo se detiene

y no tenemos adónde ir.

(Patti Smith)

El país que, con sus muchas miserias también, marca la pauta en las manifestaciones culturales busca los laureles en una sociedad a la que no le gusta mirar al pasado, según decía Jim  Morrison mientras se perdía por las calles de Paris y frecuentaba hoteles donde las ventanas empañaban poemas sin escribir y en sus cristales acumulaban el olor de los blancos pétalos marchitos.
 

El muchacho que amaba a Miguel Ángel (A Robert Mappelthorpe)

El muchacho que amaba a Miguel Ángel

decían tenía el rostro de un Dios

otros veían un demonio con sandalias de esparto

y un zarcillo de vid enredado en los rizos

venas fluían por su brazos de mármol que cantaban

esculpiendo montañas como niebla cubriendo

una grieta en el corazón y la áurea honda

creaba de una manera que ni soñamos

cuchilla que raspa el dorso del deseo

músculo expuesto de un amor no cosechado

somos el búfalo una raza moribunda

remolcados en carros huesos augustos

vergüenza un éxtasis que nadie puede poseer

esclavos abrazados mientras clama la sapiencia

volúmenes de nada escritos en piedra

(Patti Smith)


Bob Dylan, Lou Reed, Paul Simon, Phil Ochs y, permíteme que incluya al canadiense Leonard Cohen y la Patti Smith que desgarraba en “Horses” y se esforzaba por liberarse del sentimiento de culpa y preguntaba a los ángeles en Radio Ethiopia son poetas con mayúsculas acordes con su tiempo y sus experiencias, con el sentimiento de singularidad asfixiante que los convierte en testigos privilegiados de un tiempo contradictorio en el que llegamos a la Luna y convertimos el territorio de los países que luchan por sacudirse el yugo de los vestigios del colonialismo en un infierno. 

No es nada, mamá, solo estoy sangrando, dijo Dylan. En términos absolutos puede que lo que yo he escrito sea una nadería, pero me pareció interesante y espontáneo meterme en la piel de aquel jovenzuelo genial e irreverente cuando las cosas no le iban bien porque el amor y el deseo estaban por medio y le dolía no ser un amante anónimo que esperara a su chica en una esquina y una llamarada de verdad en el viento; Porque a todas las nubes les dije que te amaba y ninguna de ellas me trajo una respuesta.
 

Diario. Domingo. 8 de abril. 1973.

Muere Picasso

Abril es el mes más cruel etc. ¿Qué queda?

Los husos de Brian Jones. El amigo Jim Morrison. La bandana

de Jimy Hendrix. El ángel de la cinta de la frente. La guirnalda de Judie.

El cuello almidonado de Baudelaire. El birrete

esculpido de Voltaire. El yelmo de los cruzados como

un templo en sí mismo. El bolso de viaje de Rimbaud. Su genuflexión

artificial. Espacio surrealista. Cerebro de pájaro de Brancusi.

Fragmento de Picasso riendo.


Se suele pensar que la imaginación es menos importante en la poesía que en la narrativa, no lo veo tan claro. Pienso que es un deseo de protagonizar esa película que no has visto, el ansia de vivir lo que se te ha ido escapando mientras aparecían las arrugas y las canas, mientras se desteñía el miedo a morir que nos hacía temblar de niños y pensabas perdido en un error que llorarás hasta tus últimos días que el amor fuera un asunto de los otros.

Secundé a Pasternak cuando dijo que los poetas carecían de imaginación, y le di la razón porque, en un primer momento, no supe de su amargura, no vislumbré el velo gris de su ironía, no comprendía que hubiera escrito una obra maestra narrando lo que había visto vertiendo en unas imágenes despiadadas la sangre de sus propios sentimientos.

11 de noviembre de 2014

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Debo tener en cuenta lo que me dijiste algún día y no escuchar tu silencio de ahora.